25 de febrero de 2014

UNA NAVIDAD INESPERADA

Esta ocasión, Mirian Gómez de 1º ESO nos ofrece este exquisito cuento. No dejéis de leerlo.


Yo, Edelyn, una niña de unos cuantos añitos, unos ocho por ahí. Soy bajita, amable y muy, pero que muy vergonzosa y lo que más me gusta en este mundo, es la navidad. Porque viene Papa Noel, los Reyes Magos y sobre todo mi cumpleaños.
Una de las costumbres que tengo, es poner el árbol de navidad con mamá. Pero la estrella la pongo con papá, papá es el más alto de la casa, más o menos de la altura del árbol de navidad, por lo que papá me coge y yo coloco la estrella. Pero esta navidad no fue como otras…
Estaba en mi habitación dibujando y oí unos gritos; era que mis padres, estaban discutiendo. No quería ir a la cocina, era donde estaban, me daba miedo estar junto a alguien que esté discutiendo y no quiero verles enfadados de nuevo. Discutieron de cosas de mayores, o sea de lo que mis conocimientos no pueden llegar a entender, porque aún soy muy pequeña. Papá se fue de casa muy enfadado, diciendo palabras que mamá no me deja decir; vi que se montó en el coche. Y desde ahí ya no le vi más…
Al cabo de unas horas, llamaron a mamá. Mamá cogió el teléfono y empezó a hablar con un señor, que no conocía. Como yo soy muy cotilla, estuve poniendo el oído muy fino; mamá me vio y me dijo que me quedara en la habitación. Pasaron unos segundos y vi que mamá estaba triste. Me di cuenta de que estaba llorando. Le pregunté por que lloraba y no me respondió.
Un poco más tarde, mamá me llamó para decirme algo, me dijo que era muy importante…
-Hija, ha pasado una cosa, que te va a afectar...-Los ojos se le pusieron muy llorosos-.
-Mamá, qué ha pasado me tienes muy preocupada, desde esa llamada te has puesto muy triste y no me has dicho por qué…
-Ay hija, cómo me duele decírtelo…Papá se ha ido…-Se le empezó a caer una lágrima-.
-¿Y cuándo va a volver?
-No lo sé, no me ha podido decir nada.
-Jopee. Igual mañana viene…
-Igual…
Le prometí a mamá que hasta que no viniese papá no pondría la estrella en el árbol de navidad.
Pasaron unos días…y papá no venía.
 Fui con mamá a visitar a los abuelos y hablé con ellos sobre papá:
 -Abuelo, ¿Has visto a papá?
 -No cariño, no le he visto.
-¿Y sabes cuándo va a volver?
-No lo sé.
-Es que se fue y ya no le he visto desde entonces.
Ese mismo día, por la tarde vi a mamá que iba toda vestida de negro, me extrañé. Me dijo que vendría dentro de una hora o así. Me quedé en casa viendo la tele, no había dibujos animados y puse una serie de mayores, pero me aburría mucho. Empecé a tener frío y como había un radiador debajo de la ventana, moví el sillón al lado, apagué la tele, miré por una ventana del salón, había una que miraba a la entrada de casa no se veía la puerta pero se veía a quien venía a casa y quien pasaba por la calle y me quedé mirando para a ver si volvería papá…
Vi a muchas personas andando por la calle, entre ellas un señor me sonaba, se fue acercándose poco a poco… ¡Era papá! Me levanté y fui corriendo a abrirle. Abrí la puerta y le di un abrazo, pasó y nos sentamos en el sofá.
-Papá, no te vuelvas a ir sin avisar.
-Cariño, lo siento pero es que no he podido avisarte.
Me senté encima de sus piernas. Le di un abrazó, muy largo; le susurré al oído que le quería y que la vida sin él, no sería vida. También le di un beso, me canto una canción, la que cantábamos él y yo mientras colocábamos la estrella en el árbol. Cerré los ojos, los volví a abrir…vi a mamá, le conté que había venido papá pero, ella me dijo que había sido todo un sueño, me había quedado dormida en el sillón.
Mamá se iba muchos días de casa me dijo que iba a la iglesia, lo raro es que ella no era de las que iban continuamente, ella solo iba los domingos conmigo. Todas las veces que estaba sola en casa, movía el sillón al lado del radiador y miraba por la ventana, a esperar a papá.
Un día de esos no me quedé dormida, vino mamá:
-Hija, pero qué haces mirando por la ventana, túmbate viendo la televisión, que vas a estar mejor.
-No mamá, de aquí no me muevo hasta que papá no aparezca por la puerta.
-Papá no va a venir…
-Da igual, yo sé que algún día de estos va a aparecer por esa puerta.
Cada vez me ponía más y más mirando por la ventana, bajaba todas las noches.
El domingo de esa misma semana, como siempre nos reuníamos toda la familia en casa de la abuela. Comíamos en la planta de arriba, en el comedor. Yo siempre era la primera en terminar de comer, así que bajé abajo y puse yo solita el árbol de navidad, menos las luces, que me daba miedo por si acaso me electrocutaba. Fui a poner los adornos de las barandillas que suben a la planta de arriba. Oí que estaban hablando de papá…
-¿Le habéis dicho a Edelyn, lo de que se ha muerto? -decía la tía-.
-No, aún no se lo he dicho. Es que si se lo digo igual es demasiado fuerte para ella –respondió mamá-.
-¡De verdad mamá! Me has mentido, ¡Papá está muerto!
Tras la noticia desesperante, no paré de llorar. Nos fuimos a casa, me encerré en mi habitación.
-Lo siento mucho hija, es que pensaba que si te lo contaba no lo ibas a superar, es que eres demasiado pequeña.
-Ya mamá pero es que eso es una de las cosas más importantes de mi vida. Ahora mi vida ya no se merece llamarse vida.
-Ábreme y así hablamos mejor, por favor.
Le abrí, me abrazó. Me cantó una nana y me tranquilicé.
Y así mismo, se repitió año tras año. Ahora en el árbol de navidad, de estrella tenemos a papá, en la cima, en lo alto, en el cielo…

No hay comentarios:

Publicar un comentario